Natación en tiempos de coronavirus
Seguramente una de las disciplinas deportivas mas afectadas por el tema de la pandemia de coronavirus haya sido la práctica de actividades acuáticas en todo su amplio espectro.
En nuestro pais, al igual que en el resto del mundo, centenares de establecimientos han sufrido el flagelo de este fenómeno desde marzo de este año, debiendo suspender sus actividades por tiempo indeterminado.
Además de la parte deportiva, la actividad de las piletas tiene
importancia para aquellos pacientes de distintas patologías que utilizan
el agua para fines terapéuticos y para rehabilitación.
¿Es posible la transmisión del SARS CoV-2 en el agua de la piscina?
En principio, todos los coronavirus tienen tendencia a inactivarse en contacto con el agua, por lo que este es un medio en el que, a priori, las posibilidades de supervivencia del virus son bajas.
“Además, en las piscinas se aplican tratamientos desinfectantes con cloro destinados precisamente a evitar contagios de persona a persona no solo de virus, sino también de bacterias y de todo tipo de patógenos”, nos explica Joan Grimalt, investigador del Instituto de Diagnóstico Ambiental y Estudios del Agua (IDAEA-CSIC).
¿Todas las piscinas son iguales?
“En las piscinas grandes (municipales,
de hoteles, en centros deportivos, etc.) suele haber una persona de
mantenimiento o un sistema automático que suministra el cloro, controla
el pH y demás características del agua, por lo que en esos casos sabemos
que se cumplen todas las recomendaciones técnico-sanitarias”, indica
Grimalt. “El problema está en las piscinas de comunidades de vecinos, o
en las particulares, pues al ser más pequeñas no siempre existen estos
sistemas y no está tan controlado. Este año, con más razón que nunca,
los encargados de la gestión de estas instalaciones tienen que asegurarse de que el nivel de cloro es el adecuado en todo momento”.
El investigador ha insistido en que lo principal es limitar el aforo
para evitar las aglomeraciones y ha sumado la importancia de vigilar y
desinfectar las partes exteriores de la piscina -los bordes o las reposeras- y ducharse siempre antes del baño y hacerlo incluso con jabón.
“Es probable que exista una posibilidad teórica de contagiarse de coronavirus por el agua de una pileta, pero es tan ínfima que en la práctica quizás es de cero”, expresó Angela Rasmussen, viróloga de la Escuela Mailman de Salud Pública de la Universidad de Columbia.
“No hay ningún riesgo inherente en el agua de mar ni, en particular, en el agua de las piscinas. El virus no se transmite por medio del agua”, explicó Ebb Lautenbach, jefe del Departamento de Enfermedades Contagiosas en la Escuela de Medicina Perelman de la Universidad de Pensilvania. “El cloro y el bromo que hay en las piscinas desactivan el virus y reducen aún más el riesgo de contraerlo en el agua”, sigue el doctor.
Sí puede ser mayor la supervivencia de este coronavirus en otros medios acuáticos, como los ríos, los lagos, las presas o las pozas, según el mismo estudio, cuyos autores han subrayado la importancia de extremar las medidas de precaución para evitar las aglomeraciones de personas en todas esas áreas de baño.
La ciencia ha revelado la escasa supervivencia de los coronavirus en el agua -nula en el mar o en piscinas cloradas- pero ha incidido en la importancia de evitar las aglomeraciones en las zonas de baño y de mantener en esas áreas las mismas medidas preventivas, sobre todo de higiene y distancia.
El problema está en el exterior
El mayor problema de las piscinas es que, al igual que sucede con las playas, hablamos de lugares en el que son muy frecuentes las aglomeraciones. La principal vía de transmisión del SARS-CoV-2 es aérea, ya que el virus viaja en las pequeñas gotículas de saliva que expulsamos al hablar, estornudar o toser.
Por eso, en la piscina no hay que bajar la guardia y seguir las mismas recomendaciones de seguridad vigentes para el resto de espacios al aire libre. “Hay que mantener las distancias de seguridad entre los grupos que están sentados en el césped, en mesas o en las reposeras, y usar mascarilla en los vestuarios o si te acercas a saludar a un conocido”, nos recuerda Grimalt. “El cloro es muy importante, no solo para prevenir la transmisión de COVID-19, sino también la de bacterias como Escherichia coli y otros virus como el de la hepatitis A”.
Piscinas Cubiertas
Aquí, las recomendaciones son las mismas
que rigen para los espacios cerrados, y en lo que respecta al agua
tampoco hay que preocuparse, ya que también está tratada. “Además, el
vapor de agua que se genera en el ambiente también contiene cloro, así
que no hay que tomar precauciones extra”.
Por otro lado, en la mayoría de piscinas, tanto cubiertas como al aire libre, este año se ha cerrado el acceso a las duchas de los vestuarios, ya que son lugares donde es más fácil el contacto directo entre personas.
Respecto al agua, no habrían diferencias significativas entre las piscinas cubiertas y las descubiertas.
Sin embargo, si las hay respecto al aire, ya que en entornos cerrados la concentración del virus en el aire puede ser más elevada y el riesgo de contagio más probable. En este sentido, además de lo citado en piscinas descubiertas, aplicarian también las indicaciones vigentes para otros recintos cerrados y climatizados.
La situación en nuestro país
Por el momento, sobre todo en CABA, la reapertura de estos establecimientos aún es incierta debido al notable aumentos diarios de casos.
En cuanto a la provincia de Bs As, ya en Mayo la Cámara de Natatorios y Actividades Deportivas de la provincia de Buenos Aires diagramó una propuesta para poder reabrir las puertas, evitando la posibilidad de contagios ante la pandemia de coronavirus.
Se basó en estas disposiciones
Protocolos de seguridad de los establecimientos
● Administrar todos los elementos de higiene y bioseguridad que el personal y los alumnos
requieran.
● Elaborar un sistema de entrada y salida a los vestuarios al inicio y finalización de cada clase, de acuerdo a los metros cuadrados que disponga cada institución, a modo de evitar aglomeraciones innecesarias, respetando el distanciamiento social.
● Planificar estrategias didácticas de clases que respeten el distanciamiento social obligatorio.
● Capacitar y supervisar en relación al cumplimiento efectivo de la higiene sistemática de cada una de las áreas de circulación del natatorio.
Higiene de los lugares
1. Conservar de manera regular las prácticas de limpieza de mantenimiento tanto de los vestuarios como recepciones, incluyendo la limpieza y desinfección rutinaria de las superficies, equipo y otros elementos del ambiente de trabajo.
2. Todos los ambientes deberán ser ventilados en forma regular y sistemática.
3. Control y supervisión de los niveles de Cloro y PH del agua de la piscina acorde a la reglamentación vigente.
Por último, con la reapertura de los establecimientos, proponen
anexar una declaración jurada en la cual él o la firmante asegure no ser
portador de COVID-19 y no haber estado en contacto con personas contagiadas o con síntomas.
Tomando todas las medidas preventivas, esperemos que en un futuro no tan lejano podamos disfrutar de estas actividades acuáticas, aunque sabemos que la natación conlleva en este momento algunos riesgos de salud y seguridad. Por ello el grado de responsabilidad y control debe ser mayor.
Buenos días. Quisiera saber si ya están activas nuevamente las clases de natación y natación terapéutica para adultos (Nov 2021). Muchas gracias!
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